
Las luces iluminaban su piel de los más diversos colores, mientras su cuerpo se movía al ritmo frenético de la música de la disco. No entendía, ni le interesaba saber donde estaba. Había perdido a sus amigas hacía un tiempo entre la multitud de gente que saltaba y gritaba. Las había buscado, pero ya se había cansado y ella también quería saltar, gritar, divertirse. Deseaba perderse en el mar de personas sin nombre, en sus caras alegres y en sus movimientos psicodelicos.


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